El amor es muy creativo. Te transfigura. Comienzas a ver la realidad de otra manera. Te trastoca tanto que a pierdes la noción de las cosas. Lo peligroso de este estado creativo es que no procede de ti, sino de la conjunción de dos personas. Y se esfuma cuando se acaba.
Es mucho mejor hacer un ramo con estropajos nana tú solita, en un estado de creatividad delirante, que perder la cabeza cuando cualquier capullo te regale un ramo de rosas. Lo más frecuente es que tras las rosas vengan los estropajos. A granel.