martes, 15 de enero de 2008

Aviso para enamoradas


El amor es muy creativo. Te transfigura. Comienzas a ver la realidad de otra manera. Te trastoca tanto que a pierdes la noción de las cosas. Lo peligroso de este estado creativo es que no procede de ti, sino de la conjunción de dos personas. Y se esfuma cuando se acaba.

Es mucho mejor hacer un ramo con estropajos nana tú solita, en un estado de creatividad delirante, que perder la cabeza cuando cualquier capullo te regale un ramo de rosas. Lo más frecuente es que tras las rosas vengan los estropajos. A granel.

Sin prejuicios


Cambiar el orden de las cosas, sacarlas de su contexto habitual es un buen paso para desterrar prejuicios, para comenzar a verlas de otra manera. Lo que se llama realidad no es más que una serie de posibilidades. El espíritu creativo juega con esas posibilidades y configura su propia manera de interpretar lo que le rodea.

Este colador se ha transformado en otra cosa. Quizás sólo necesitaba del marco apropiado.

Los prejuicios inducen a catalogar los conocimientos en cajones etiquetados. Por función, por edad, por sexo, por raza, por nacionalidad y por todo aquello que sirva para etiquetar. Demasiados cajones. Tarde o temprano se pierde alguna llave.

Las personas llenas de prejuicios suelen hablar de crisis, de pérdida de valores.

Qué va. Lo que pasa es que se les perdió alguna llave.


lunes, 14 de enero de 2008

Pienso mientras existo

He leído en algún sitio que Descartes estuvo encerrado veinticinco años hasta dar con su "pienso, luego existo". Seguramente será una exageración. Con la de lavadoras que da tiempo a poner en veinticinco años. ¿Qué pensaría su mujer? ¿Quién le proporcionaría la comida y demás cosas necesarias para subsistir? Y además la frase no es para tanto. Yo creo que la correcta es "Pienso mientras existo", mientras hago la compra, mientras trabajo, mientras saco adelante a mis hijos.
Me hubiese gustado hablar con las mujeres que rodearon a tanto hombre sesudo que protagonizan nuestra historia con mayúsculas. Seguro que tendrían más de una cosa que decir.
Ellas, las mujeres en general, no han pasado a la Historia.
Estaban muy ocupadas en la infraestructura cotidiana. En organizar las pequeñas cosas que configuran la vida. Para que ellos brillasen. Para garantizarles la vida.
El trabajo doméstico siempre ha estado infravalorado.
Pero mañana yo le haré un homenaje.
La pista es: Hay que cosas que ya no cuelan.

Y aquí está nuestra silla



Bueno, sillón.
En Infiltradas reinventamos los objetos. Les damos otra vida si ya tienen historia, como éste o los personalizamos si comienzan a existir.

Una vez estuve en casa de alguien muy rico. Había diez o doce sillones de este estilo, sin personalizar, en el salón. Aunque la habitación era muy grande, el efecto que producía era además de excesivo, triste.

El dinero a espuertas es lo que tiene, que te permite comprar las cosas por docenas, pero también se corre el riesgo de adocenarse.

No es consuelo de pobres. Decía Ortega y Gasset que el dinero es el supremo valor cuando no hay otros valores.

Este sillón convive con elementos de vanguardia y con objetos de todo a cien.

Todo tiene cabida siempre que se respeten las identidades.

Es sólo cuestión de estilo.

domingo, 13 de enero de 2008

Una simple silla

Está bien tener ideales, pero soy más bien de ideas.


Me gustan las personas que sueñan con algo y lo llevan a la práctica, independientemente de los resultados
.
Estoy muy agradecida al inventor de la silla, por ejemplo, porque nos creó un espacio individual.


La historia y la filosofía están llenos de nombres para explicar lo que somos y por qué somos, pero nada mejor que la silla para comprender la historia de Europa.
Nada hubiera sido igual de haber continuado sentados en bancos corridos, con el vecino invadiendo tu mente.


La silla se convirtió en el soporte para el pensamiento independiente.
El banco corrido quedó para los internados, las cárceles, las iglesias y los parlamentos.


Los objetos ordinarios provocan hechos extraordinarios.

Seguiré contando.